Plata, Pasaje, Pasaporte

Porque cuando se viaja todo lo demas se puede comprar...

Sunday, August 14, 2005

 

Paris - London (7-7-5)/Avion


En realidad no quería escribir de esto, es algo así como explotar un hecho que no debe ser explotado y que ya está siendo explotado por mucha gente. Pero a la vez es también así como que absurdo no hacerlo, ya que, por decisiones del irónico Señor Destino, yo tuve que volar a Londres justo el 7 de Julio del 2005. Terrible coincidencia. En un viaje de unas 3 semanas donde me tocó ir a 5 países, 3 continentes, tuve que elegir justo el 7 de Julio para parar en Londres. Ni antes, ni después.
El caso es que ese preciso día a las 10:30am estaba yo sentada en el aeropuerto Charles de Gaulle de París, esperando para tomar un vuelo a Londres, limandome las uñas (literalmente) y tomando soda con limón, pensando en pajaritos preñados y la inmortalidad de cangrejo, cuando me enteré de lo que estaba pasando. Me costó un buen rato asimilarlo. Simplemente hacerme la idea que había otro ataque terrorista era difícil. El terrorismo es algo que detesto profundamente, como cualquier otro acto de violencia, de quien sea contra quien sea. Un acto de terrorismo en Londres me molestaba más, porque es una ciudad que me gusta y en la que tengo varios amigos muy queridos. Pero que además fuera el mismísimo día en el que yo iba para allá y que tuviera dos horas para decidir y entender que debía hacer… fue algo que me dejó más allá de mis facultades durante los primeros 10 minutos.
Por increíble que parezca, seguí limandome las uñas como una autómata mientras mi cabeza daba vueltas a 1000 por hora y no era que estaba pensando que hacer, es que todavía no sabía ni que pensar. Para completar la irrealidad de la escena, en París era como si nada pasara, no decían nada, en los monitores donde a veces ponen las noticias estaban hablando del Tour de France. A mi lado tenía una pareja de asiáticos que leían el periódico, más allá unos señores con cara de negocio trabajaban en sus computadoras. Me fui al counter a preguntar que sabían del vuelo, de las noticias, de algo. La señorita me dijo que el vuelo iba a salir a tiempo por la puerta F46. Pero usted sabe lo que está pasando? Le pregunté y por respuesta recibí un ‘Si, el vuelo va a salir a tiempo y por la puerta F46’. Claro el mensaje.
Al mismo tiempo me seguían llegando las noticias de lo que estaba pasando en Londres (gracias John XXo) por lo que me sentía como en un universo paralelo. Completamente paralizada. Las noticias eran cada vez más preocupantes y volví al counter, a preguntar si iban a cancelar el vuelo, si podia cambiar mi pasaje, para más tarde, para el día siguiente, cancelar el tramo en Londres, cualquier cosa. Pero no, el vuelo iba a salir a tiempo y por la puerta F46 y, como era un pasaje con muchas paradas y muchas aerolíneas, solo mi agencia de viajes podia cambiarlo. La agencia está en US y no abría hasta las 8am, es decir, las 2pm hora de París. A esa hora en teoría yo ya estaría en Londres.
Como niña mimada que soy, mi siguiente reacción fue pensar en llamar a mi mama, ella iba a tener la solución. Y ahí volví a reaccionar… mama! Mis opciones eran o despertarla a las 5am (hora de Venezuela) para decirle que habian explotado unas bombas en Londres, que yo iba para allá, que no podia cambiar el pasaje, pero… que no se preocupara? O esperar a estar en Londres para llamarla, sabiendo que ella se iba a despertar antes, iba a oir las noticias y se iba a dar cuenta que su bebé estaba volando justamente hacía allá. Me pareció que la última era la menos cruel, por lo menos le representaba menos tiempo de sufrimiento, asi que no la llamé. Sin embargo, cada 10 minutos pensaba en lo preocupada que iba a estar de cualquier manera y me daba de todo.

Empezaron a llamar al celular algunos amigos que viven en Europa (incluyendo Londres) y que sabían que estaba por viajar hacia allá. Grandes amigos, ofreciendo consejos, casa y el maravilloso sentimiento de poder desahogarme y hablar con alguien que sabía lo que estaba pasando, porque en París la gente, los monitores, los anuncios de los vuelos que iban saliendo, seguían como si nada ocurriera. La conversación con los amigos seguía el mismo desorden que tenía en la cabeza, hablábamos acerca de que debía hacer yo o ellos y al segundo siguiente estábamos hablando acerca de lo horrible de la situación, del número de bombas, de víctimas, del ataque en Madrid el año pasado. Regresábamos a la realidad práctica de nuestra situación, que cambiara de hotel y me quedara cerca del aeropuerto, que me tomara un taxi hasta Egham y me quedara en la casa de Yali y al segundo estábamos otra vez tratando de entender lo insólito del fenómeno que es el terrorismo, por que tienen que pasar cosas así? Por qué ese odio, esas ganas de hacer pagar las culpas del mundo con gente totalmente inocente?
Se acercaba la hora para embarcar y el vuelo salió a tiempo y por la puerta F46. Sin embargo, debido a que había otro avión esperando para salir en la pista, no despegamos a tiempo. Yo esperaba que en cualquier momento nos hicieran regresar y cancelaran el vuelo. Pero no pasó eso. Despegamos con 20 minutos de retraso y, por primera vez en mi vida, tuve miedo en un avión.
Fue un vuelo irreal, absolutamente irreal. Estaba sentada en el avión, con el cinturón abrochado, los bolsos de mano debidamente colocados debajo del asiento de adelante o en los compartimientos superiores, la comida en la bandejita plegable, volando hacia una ciudad que acaba de tener un ataque terrorista, del cual mi mama se estaba enterando por la television probablemente en ese momento, mientras yo estaba en el aire. Y tuve miedo y rabia y ganas de llorar, por la gente que estaba en Londres, por la gente que tiene esas ideas extremistas en la cabeza, por la gente que estaba volando conmigo, por mi mama que iba a estar preocupada hasta que yo pudiera llamar, por este mundo que parece que se complica cada día más. Tantas cosas que no sabía por donde empezar a entristecerme, a enojarme. Me sentía complemente impotente, una hoja en la tormenta, un personaje de Pearl Buck y a la vez me sentía absolutemente egoísta, ya que de todos los posibles problemas de una situación como esa a mí me había tocado el mas leve y aun así estaba haciendo una tragedia de ello.
Y me puse a llorar en silencio de miedo, de rabia, de impotencia, pero más que nada de desconcierto, de no saber que hacer. El avión aterrizó en Londres y por supuesto mi mama ya había oído las noticias y estaba que se moría , yo fingí tranquilidad cuando hablé con ella, cuando me monté en el taxi y cuando llegué a mi hotel. De la misma manera que ahora todos fingimos tranquilidad, mientras la vida continúa.

Archives

July 2005   August 2005   September 2005  

This page is powered by Blogger. Isn't yours?

Subscribe to Posts [Atom]